MIENTRAS


Mientras me visto, observo el reflejo de mi cuerpo desnudo. Tengo las nalgas ardiendo. En la pared, mis uñas han dejado rayas irregulares granates al arañar en ella. Parecen las letras de un nuevo lenguaje: te llamaré Deseo. Me miro los dedos y veo que tengo que volver a repasarme el esmalte y que tengo restos de yeso que asoman de entre las yemas. Sonrío de placer. 

Mientras, tú en el baño dejas correr el agua y canturreas algo que no distingo. Estas contento y ya puedes estarlo, pienso. Saboreo los restos de ti en mi boca y una ola de calor me recorre al recordarnos como animales desesperados. Siento como mil hormigas pasean a sus anchas por debajo de mi barriga. 

Mientras tanto en la radio suena La niña de fuego. Y yo me muero de sed. En la calle empieza el día, los camiones descargan y la gente grita en ese otro mundo de ahí fuera. Y yo solo quiero volver a la cama contigo y trepar tu espalda para plantar la bandera invisible de aire viciado que ondea en la habitación. Y en mi mente.

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