ME ESTÁ LLEGANDO ESA EDAD...

Me está llegando esa edad en la que quedarme esperando sentada en el andén deja de ser una opción. Prefiero sentarme en las vías para verlas venir de cerca, y si me tienen que arrollar que me arrollen. Pero que no me pille parada.
Me está llegando esa edad en la que si estás conmigo, si me quieres cerca, dímelo y búscame. No voy a pedirte ni suplicarte interés o compañía. Acércate tanto como quieras, ven con las manos vacías pero la sonrisa llena.
Me está llegando esa edad en la que ya no me enfado, ni me encabrono, ni siquiera me decepciona nada ni nadie. Las expectativas son carne de adolescencia emocional.
Cuando nada esperas, todo sorprende.
Esa en la que probablemente voy a pedir que te quedes, pero no permitiré que vuelvas cuando elegiste y decidiste marcharte. Y no por orgullo, sino por sentido común. Alguien debe tenerlo y esa quiero ser yo.

Esa edad en la que cada estría, cada kilo, cada cana y cada nueva arruga me recuerda que he vivido la mitad de mi vida, pero que me queda la otra mitad y pretendo seguir caminándola en bambas, cómodamente y con menos prisas.

Porque cuarenta son dos veces veinte y no la mitad de ochenta.

En la que sé que un verdadero drama es que me falte mi familia o mis amigos cerca, no que me falte alguien calentándome la cama y los días. Que los días he aprendido, por suerte o por desgracia, a calentármelos sola lo mejor que puedo.
En la que prefiero mil veces movidas vespertinas, que planes de neón y resaca infinita. Los días serán las nuevas noches y las terrazas al sol las nuevas barras de discoteca. Y aún así, sin necesidad de pista, seguir bailando.

Porque bailar ya no es una opción, sino una elección vital.

Que si me equivoco, me equivoco bien, una y mil veces si hace falta. Porque ahora ya sé que lo irreparable es no intentarlo. Y si me caigo, me levanto riéndome de mi misma. Porque a fuerza de golpes soy quien soy y me gusta.

Y sí, me está llegando esa edad en la que la suavidad se mide más en pieles humanas que en telas acrílicas y la temperatura en calor de abrazos y no en grados centígrados. Porque al orgasmo también se llega si te erizan la vida, susurrándote al oído cualquier cosa que tú ya ni sabías de ti misma.



Comentarios

  1. Normalmente muy poc@s se quedan esperando en el andén. A la mayoría los han arrollado más de una vez.
    Y aunque es una lástima, es lo que ocurre cuando no se piensa.
    Esto es sólo mi opinión, pero es lo que he vivido. Lo que crees que te gusta no siempre es lo que te gusta.
    Sí que es verdad que llegada a cierta edad un@ piensa diferente y aunque 40 "sólo" son 2 veces 20, estamos más cerca de los 80 de lo que creemos.
    Ser autosuficiente no significa no necesitar a alguien.
    A veces hay personas invisibles...

    ResponderEliminar
  2. " Me está llegando esa edad en la que ya no me enfado, ni me encabrono, ni siquiera me decepciona nada ni nadie. Las expectativas son carne de adolescencia emocional. Cuando nada esperas, todo sorprende."
    Que gran verdad... pero como cuesta cuando estas hecha de vísceras.
    Besos y achuchones !!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario