QUEBRAR
Quebrar, del latín crepāre ‘crujir, estallar’. Yo soy de quebrarme, casi una vez al mes o con suerte cada dos, aunque intento dejarlo, pero fue más fácil con el tabaco. Si se quiebran las cañas con el viento, como no voy a hacerlo yo que no soy tan flexible. Me quiebran muchas cosas, sobretodo... cosas que no diré, para que nadie más las sepa y me pueda quebrar. Crujen por dentro mis entrañas, chasquea mi sangre al hervir palpitando en mis sienes y de pronto ese ruido seco. Un crack. Y después el estallido. Y se derrumban mis muros y ya nada se para, no hay contención. Se rasgan mis antiguas costuras, se descose la calma y vuelve a salir todo. Me sale el mar por los ojos, el demonio por la boca y el monstruo, que me agarra la boca del estómago, la retuerce y me lleva arrastrando allí. Al lugar oscuro y frío llenito de sombras viejas que suenan a nuevas, y me da vueltas y me suelta , como quien juega a la gallinita ciega. Y me toca buscar la salida sola, a tientas y a con